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básicos

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www.traders-mag.es

11.2017

cuando no iba desde el segundo uno en la dirección que

nosotros queríamos. En cambio, tenemos que ser cons-

cientes de que eso, se puede y se debe mejorar. Se debe

conseguir ser más racional cuando acudimos a los mer-

cados.

Uno de los mejores aprendizajes que nos dejan las

teorías conductuales, versa sobre la aversión al riesgo.

Mencionábamos al principio que cuando hablamos de

riesgo e incertidumbre, el comportamiento de los inver-

sores se desvía mucho del escenario ideal de los inver-

sores racionales. Ese escenario ideal, el de las finanzas

tradicionales, que dice que somos adversos al riesgo y

actuamos siempre de forma racional.

Por ello vemos que las finanzas tradicionales son in-

suficientes e incompletas, ya que dan por supuesto he-

chos que no se cumplen.

Las finanzas conductuales en cambio añaden que los

seres humanos podemos comportarnos de forma racio-

nal (como indican las finanzas tradicionales) o de forma

emocional. Por ello, podemos ser aversos, neutrales o

buscadores de riesgo. Una persona no tiene que encua-

drarse siempre en una de estas tres categorías, ya que

dependiendo de la situación y las circunstancias, puede

cambiar.

Realmente, uno de los matices más interesantes que

nos depara esta teoría, es que los seres humanos no so-

mos aversos al riesgo, sino a las pérdidas. ¿Qué hay que

arriesgar mucho como paso previo para ganar lo desea-

do? No hay problema. El problema surge cuando vienen

las pérdidas, ante eso, si entra el miedo y la aversión a

las mismas.

Los mejores ejemplos al respecto los ha dado Andrés

Sevilla, y por ello voy a ejemplificarlo como él lo hace.

Imaginaros que según termináis de leer el artículo,

salís de casa y os ofrecen una trabajito para el día de hoy.

Os dan dos opciones para pagároslo:

• En la primera te ofrecen tirar una moneda al aire, si

sale cara te pagan 200 euros, pero si sale cruz no te

pagan nada.

• En la segunda te pagan 100 euros.

¿Qué elegirías?

Lo racional es escoger los 100 euros, porque como la es-

peranza del resultado es la misma en los dos casos (100

euros), es más racional escoger un ambiente de certeza.

Esto es lo que elige la gran mayoría de los mortales. Es

decir, se comporta de forma racional a las ganancias.

Pero, ¿y con las pérdidas?

Imagina ahora que llegas a un hotel y el personal de

recepción te ofrece dos opciones para cobrarte la noche:

• En la primera pagas los 100 euros que cuesta la habi-

tación.

• En la segunda opción te ofrece tirar una moneda al

aire, si sale cara pagas 200 euros, pero si sale cruz te

alojas gratis.

¿Qué prefieres?

En este caso, la mayoría de las personas opta por tirar la

moneda. ¿Y si sale la noche gratis? Opta por tanto, por

jugársela por si sale la noche gratis. Esto no es un com-

portamiento racional sino emocional. Lo racional sería,

al igual que con la ganancia, elegir la pérdida certera.

La esperanza matemática es la misma en ambos casos

(-100 euros), pero escogiendo pagar 100 euros directa-

mente estamos eligiendo certeza y actuando de forma

racional.

Con este ejemplo, vemos otra conclusión interesante

que nos muestran las finanzas conductuales: Tendemos

a ser racionales con las ganancias, pero irracionales con

las pérdidas. Cuando deberíamos ser racionales siempre.

Un acto reflejo muy habitual en un trader, sobre todo

al principio, es que cuando ve en su plataforma que una

operación la lleva en positivo, tiende a cerrar la operación

para asegurarse esos beneficios, por miedo a que se dé

la vuelta y ese beneficio que le marca la plataforma si cie-

rra en ese momento la operación se esfume, actuando de

forma emocional ante esa ganancia, sin tener la paciencia

necesaria en una operación que podría dar un beneficio

mayor.

En cambio, cuando vemos en la plataforma una

operación que está en negativo, dejamos la operación,

permitiendo en muchos casos correr esas pérdidas, no

actuamos con cordura y raciocinio, y tiramos de las emo-

ciones que nos dictan que aún puede darse la vuelta la

operación y ponerse en positivo, pidiendo un poco de

clemencia al mercado para que justo en ese punto ya sí,

no siga bajando y se dé la vuelta. Sólo nos falta rezarle a

la pantalla.

Por lo tanto, vemos que en ésta época de cambio,

en la que cada vez es más habitual ver robots haciendo

trading, o traders que sistematizan sus estrategias, pre-

cisamente se busca que las emociones desaparezcan,

porque un pálpito nos puede salir bien una vez, actuar

en base a las emociones puede darnos beneficios una

semana, pero a largo plazo, ser racionales es lo que mar-

cará la diferencia.

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