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tigación sobre los mercados financieros, no se tiene en
cuenta de forma apropiada a uno de los componentes más
importantes del mercado: el comportamiento real de los
humanos. Aquí no existe el “Homo oeconomicus” racio-
nal, que idealmente se imagina la ciencia. Al contrario, en
los mercados es el ser humano el que siempre obstaculiza
los modelos sofisticados y realmente concluyentes de los
mercados. Con sus acciones, ocasionales e irracionales,
deja que fallen las más hermosas teorías y desencadena
una serie de movimientos de precios que son ineficientes.
Estos son los hallazgos que se han demostrado una y otra
vez en la inversión y que nos lleva al hecho de que no se
puede confiar en la EMH en su forma más pura.
Efectos del comportamiento
Entonces hay que buscar un enfoque mejor. Lo cual es
más fácil decirlo que hacerlo, porque aparte de la agita-
ción y las exageraciones ocasionales
del mercado, al alza y la baja, la EMH
ofrece buenos servicios. Durante las
fases estables y normales del merca-
do, podríamos suponer que los pre-
cios son en gran medida eficientes.
Entonces realmente no podemos
decir que la EMH está “equivocada”.
Sin embargo, está incompleta y, por
lo tanto, debe entenderse en un con-
texto más amplio. Ya desde 1950 se
formaban los inicios de un pensa-
miento basado en la evolución para
los mercados financieros. Pero sólo a base de ideas di-
chas teorías no pudieron prevalecer en aquel momento.
Pero entonces, Armen A. Alchian publicó un trabajo titu-
lado “Incertidumbre, evolución y teoría económica”, que
estaba muy adelantado a su tiempo. Alchian escribió que
era crucial determinar las posiciones que se implemen-
ten realmente en el mercado, porque solo ellas determi-
narán el éxito real, y no de algunos de los escenarios des-
critos por los modelos perfectos. Sin embargo, como las
condiciones del mercado cambian constantemente, no
es posible hacer comparaciones exactas de los diferen-
tes resultados. Por lo tanto, finalmente surge en la prác-
tica un comportamiento completamente natural de los
participantes del mercado: la tendencia a imitar el éxito,
que causa las tendencias y las exageraciones correspon-
dientes. Un participante individual del mercado es como
un átomo que no conoce las leyes de la naturaleza, y sin
embargo, todos los átomos de un objeto se comportan
como un todo de acuerdo a un patrón determinado. Lo
cual se puede aplicar análogamente al comportamiento
del individuo y de la masa en los mercados. Solo desde
1979, cuando Daniel Kahneman y Amos Tversky publi-
caron la bien conocida Prospect Theory, se notó que la
ciencia estaba cada vez más preocupada por los efectos
del comportamiento y las ineficiencias en los mercados.
Con el tiempo, derivó en la creación de la disciplina de
las finanzas conductuales. De acuerdo con esta teoría,
bajo ciertas condiciones, los participantes del mercado
son más propensos a recibir las diferentes percepciones
y/o distorsiones en el procesamiento de la información,
tales como el exceso de confianza o el comportamiento
gregario, lo que a veces resulta en juicios racionales, no
racionales o limitados. Si prevalece una fase de mercado
extrema, y la participación de los participantes irraciona-
les aumenta, se producirán movimientos de precios par-
ticularmente ineficientes. Lo cual incluye sobre todo a los
excesos de euforia que crean las burbujas de precios o el
La tabla presenta los supuestos básicos de la AMH según el Prof. Lo.
Fuente: Lo, A.W. (2004), The Adaptive Markets Hypothesis, Reconciling Efficient Markets with Behavioral Finance, p. 31
Aceptación 1
Los inversores y los traders actúan en su propio interés
Aceptación 2
Los inversores y los traders cometen errores.
Aceptación 3
Los inversores y los traders aprenden y se adaptan.
Aceptación 4
La competencia impulsa la adaptación y la innovación.
Aceptación 5
El mercado está formado por una selección natural.
Aceptación 6
La evolución determina la dinámica del mercado.
T1)
Suposiciones de la hipótesis de los mercados adaptativos (AMH)
Si la probabilidad de obtener el rendimiento más alto a largo
plazo con una inversión de capital pura es la más alta, ¿por
qué no apostar solo por las acciones? Una respuesta a esta
pregunta la ofrece el mapeo por probabilidades. Aquí opera-
remos en base a la probabilidad de la ocurrencia de diferen-
tes eventos, en lugar de tan solo el escenario más probable.
A primera vista parece irracional. Pero hay una razón evolu-
tiva para ello: una ampliación de, por ejemplo, el hábitat de
una especie que se asegura la supervivencia y conduce a
su población a ser la más grande a largo plazo. Y, aunque en-
focarse en lo mejor, en lugar del espacio de vida más gran-
de sería mejor en el corto plazo, aún existe el riesgo de que
las influencias ambientales devastadoras y repentinas pue-
dan aniquilar a toda la población. Del mismo modo, la diver-
sificación de una cartera sirve para “sobrevivir” y, por una
parte, para lograr el mejor rendimiento posible a largo plazo.
Diversificación