TRADERS´ES 03 - page 84

Personas
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03.2014
Porque lo que importa no es la cantidad de información,
sino su calidad y correcta clasificación.
Aquí, incluso los expertos pueden estar totalmente
equivocados - ya sea porque no conocen nada mejor o
porque conscientemente se arriesguen a tomar una deci-
sión potencialmente equivocada.
El problema es que la teoría financiera de hoy se basa
en el supuesto de que los inversores son racionales, que
está tan alejado de la realidad como que la distribución
de Gauss subyace bajo la teoría financiera actual. Si mi
percepción es correcta, abre enormes oportunidades
para enfoques como el nuestro, haciendo muy posible y
aún incluso soportado por la teoría, alcanzar ganancias
superiores a la media. Después de todo cada mercado,
especialmente en los financieros, es un lugar donde la
demanda y la oferta se satisfacen. Y a fin de cuentas, es
la gente la que hace esos mercados.
En esa medida, los mercados siempre son un reflejo
de los sentimientos y las necesidades de esas personas.
Ninguno de nosotros se levanta cada mañana con buen
humor, pero a veces al comenzar el día sabemos si lo em-
pezamos sintiéndonos serenos, estresados o molestos.
Y luego están las noticias y comentarios, además del he-
cho de que todos cometemos errores en todo momento.
Así los que creen en la falacia de que nos comportamos
absolutamente de manera racional están claramente
equivocados. Todos estamos sujetos a emociones y por
lo tanto actuaremos irracionalmente una y otra vez. Por
eso, el resultado acumulado de todas nuestras acciones
no puede ser racional. Así que en mi opinión los merca-
dos están, de hecho, la mayor parte del tiempo más, o
menos, desequilibrados e ineficientes, respecto a lo que
dice la teoría. Los tiempos y precios cuándo son eficien-
tes, o están en equilibrio, en sentido teórico son absolu-
tas excepciones - aunque, como Adam Smith descubrió,
la denominada “mano invisible” del mercado los lleva
una y otra vez hacia estos puntos de equilibrio eficiente.
Otra fuente importante de ineficiencia son los ban-
cos centrales cuyas políticas monetarias excesivamente
expansivas no basadas en la productividad, producen
exageraciones y por lo tanto burbujas en lugar de, como
deben, calmar a los mercados financieros. El exceso re-
sultante de liquidez encontrará finalmente su camino,
como sabemos todos los que hemos olvidado alguna vez
cerrar el grifo cuando se está llenando la bañera.
En cada caso, por lo general, el resultado causa un
daño considerable. Una vez más, podemos observar que
personas consideradas muy educadas se comportan de
manera absolutamente irracional. Irónicamente, sin em-
bargo, ellos mismos describen su comportamiento como
completamente racional, no reconociendo la posibilidad
de que la poca visión de futuro, intereses personales o
nacionales en última instancia, se conviertan en la causa
de su comportamiento irracional.
Y ni siquiera hemos llegado al concepto schumpete-
riana de destrucción creativa. ¿Quién sabe lo que el futuro
traerá y los modelos de negocio que no funcionarán ma-
ñana? Cualquier persona que va por la vida con los ojos
abiertos está obligado a concluir que el mundo es más
irracional que racional. Si no fuera así, ¿Por qué habría to-
davía guerras inhumanas en el mundo, o hambre o crisis
financieras, como ha sido el caso recientemente, impulsa-
das por deudas, mala gestión y avaricia financiera?
TRADERS´: Usted también indica un precio objetivo en
sus recomendaciones. ¿No es esto algo parecido a tener
un límite de ganancias, especialmente en el caso de una
inversión a largo plazo?
Lohrke:
No, no lo es. No si los cálculos de nuestro precio
objetivo están razonablemente bien realizados, es decir, si
se acerca al precio de equilibrio. En ese caso, saldremos
más o menos al nivel correcto. Sin embargo, si a continua-
ción esperamos tener una exuberancia irracional, el valor
podría rebasar la tasa de equilibrio en una tendencia que
no haya sido rota. Algunas personas se aprovecharan de
esto inescrupulosamente pero no nosotros. Por dos razo-
nes: En primer lugar, no es muy lógico esperar para lograr
un precio más alto de lo que algo vale, y esperar que nadie
lo note. Eso provocaría accidentalmente tomar un riesgo
bastante alto. Nos distanciamos expresamente de tal esta-
do mental ya que alimenta las exageraciones.
Nos responsabilizamos de todas nuestras activida-
des económicas fundadas y orientadas éticamente al
bien común. Ya es hora de que todos nos demos cuenta
de que el comportamiento individual de cada uno de no-
sotros influye en lo que sucede en el mundo, lo que sig-
nifica que todos compartimos la responsabilidad en una
manera concreta y personal. Por lo tanto, el imperativo
categórico de Kant es más importante que nunca, ya que
ha sido nuestra falta de respeto hacia él el que hizo que
la gente y el medio ambiente se hayan explotado de ma-
nera dramática. Y ha sido posible porque la gente se salió
con la suya hasta que todos finalmente nos dimos cuen-
ta, no hace tanto, que no debemos destruir ni al hombre
ni a la naturaleza, sino que se debe utilizar el medio am-
biente y los derechos de los trabajadores para proteger
a las personas y a la naturaleza para que ambos se pue-
dan regenerar - sobre todo porque para la humanidad en
su conjunto los daños a largo plazo serían mucho más
caros y la actividad económica basada en valor, simple-
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