Personas
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¿Básicamente financió sus experimentos de trading?
Brandt:
Podía financiar las pérdidas, pero aún así tenía
gastos. Había comprado una casa, tenía que mantener
a una familia e incluso me había comprado un BMW (el
peor coche que jamás tenía, no volveré a comprar un co-
che alemán).
¿Al final, qué fomentó su éxito??
Brandt:
Bueno, encontré este chico que me decía “Yo
negocio patrones. Cada semana compro estos libros
con los gráficos de cotización, dibujo mis líneas y bus-
co patrones geométricos. Deberías bajar a la tienda de
libros del Board of Trade y comprarte el libro de Robert
Edwards y John Magee. Compra este libro y léetelo.” Lo
hice, lo comencé a leer y me sentí como llegar a casa. Mi
reacción fue: “Bien, ahora estoy en casa, esto lo entiendo
y lo puedo hacer.” Sencillamente tuvo sentido para mi.
¿Esto también fue alrededor de 1978?
Brandt:
Sí, en el 1978 o 1979. Acumulé un importe de
unos $20.000 para comenzar y realmente poder mante-
ner una posición sin correr el peligro de caer eliminado.
Mi intención era intentar el trading de forma correcta y
comencé a ganar un poco de dinero. Perdí un poco y gané
un poco, pero gané lo suficiente para sentirme a gusto.
El paso siguiente fue: “Tengo que dedicarme a esto ple-
namente, no puedo atender a clientes y ser un trader al
mismo tiempo.” En consecuencia dejé Continental Grain
y salí por mi cuenta. Mantenía la relación con Campbell’s
Soup para cubrir mis gastos, pero comencé con el trading
en serio y me fue bien. El primer año gané dinero, pero el
segundo gané mucho. Entonces, en el 1982, pasó algo en
los mercados de divisas que cambió las reglas del juego
para mí. Las divisas se negociaban en aquella época en
el Mercado Internacional de Monedas (IMM), una división
del CME. Las divisas europeas se posicionaron de una
manera que hasta me cantaron desde el gráfico de coti-
zación. Me sentí tan seguro que decidí que “el momento
para apostar hasta la última camisa” había llegado. Era
un miércoles, el día anterior al día de Acción de Gracias.
El jueves era el día de Acción de Gracias, el viernes las
bolsas de valores mantuvieron cerradas en EE.UU., sá-
bado y domingo los mercados permanecieron cerrados.
Este mismo miércoles, el franco suizo comenzó una rup-
tura alcista.
El día anterior a la Acción de Gracias.
Brandt:
Sí, el día anterior a la Acción de Gracias. Com-
pré diez contratos, que para mi fue muchísimo porque
equivalían a $1.250.000 en francos suizos, y compré tar-
de, cuando el mercado ya había avanzado 50 puntos.
Al final, el mercado cerró con una subida de 70 puntos.
Pero a los traders de divisas en Europa sencillamente
no les importaba que ocurriera este miércoles en Chica-
go. Fue algo como “¿A quién le importa que el IMM está
haciendo?” El día siguiente, jueves, el valor del franco
suizo aumentó algo más en Londres, pero todavía es-
taba por debajo de los niveles de cierre en el IMM del
miércoles. Hablé con un banquero para que me vendiera
diez contratos de marcos alemanes este mismo jueves
de la Acción de Gracias. Entonces, tenía diez contratos
de francos suizos y diez contratos de marcos alemanes
a largo y llegó el viernes. En Londres todavía no se cre-
yeron la fuerza del IMM del miércoles pasado y el fran-
co suizo abrió más bajo en Chicago. A pesar de que en
Europa fueran tan indecisos, EE.UU. empezó a tomar la
iniciativa y las divisas europeas comenzaron un fuerte
rally. Cuando acabó la jornada del viernes en el IMM ha-
bía acumulado ganancias importantes en ambas posi-
ciones. Tuve un presentimiento que Londres aún no iba
a hacer mucho caso al rally de las divisas en Chicago
el próximo lunes. Aún así dormía bien el fin de sema-
na, sentí que Londres se iba a equivocar y que el movi-
miento en EE.UU. era correcto. El lunes por la mañana,
el tono en Europa había cambiado y estuvo en línea con
la fortaleza en Chicago. Las divisas europeas abrieron
con ganancias en el IMM y no volvieron a mirar atrás.
El franco suizo y el marco alemán subieron durante las
cinco próximas semanas. Gracias a esta operación, de
repente me encontré con una cantidad considerable en
mi cuenta. A partir de este momento me podía conside-
rar un trader de verdad.
Gracias a esta operación, de repente me encontré
con una cantidad considerable en mi cuenta.
